En estos días se pueden leer muchas informaciones sugiriendo que, debido a esta crisis, ahora sí, de verdad, ha llegado el momento de que las energías renovables nos hagan olvidar de una vez por todas la energía obtenida de los combustibles fósiles. Sería una extraordinaria noticia. Sin embargo, las cosas no son tan simples, como atestigua un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía. En el documento se ponen al día las estimaciones para el mercado de las energías renovables. La actualización y perspectivas para 2020 y 2021 arroja resultados preocupantes. La crisis del virus está afectando el crecimiento mundial de las energías renovables, debido a la caída en la demanda y los retrasos en la construcción de instalaciones, así como por las repercusiones de las medidas de protección tomadas por los distintos gobiernos. Como consecuencia, el número de nuevas instalaciones de energía renovable en todo el mundo está previsto que caiga este año. Significa la primera disminución anual en 20 años. La buena noticia es que, según el informe, el crecimiento se reanudará el año próximo. Como resultado, se prevé que en 2021 se alcance el mismo nivel de adiciones de capacidad de electricidad renovable como en 2019. A pesar del rebote, el crecimiento combinado en 2020 y 2021 será casi un 10% menor en comparación con el anterior pronóstico de la AIE publicado en octubre de 2019. El abaratamiento de los precios del petróleo puede llevar a posponer nuevas iniciativas públicas de apoyo a las renovables. Sin embargo, los gobiernos tienen la oportunidad de invertir esta tendencia haciendo de la inversión en energías renovables una parte clave de los paquetes de estímulo diseñados para revitalizar sus economías.

La moraleja, sin duda esperanzadora, es que las energías renovables no son inmunes a la crisis provocada por la pandemia, pero al menos son más resilientes.

Fuente: International Energy Agency: Renewable Energy Market Update. Outlook for 2020 and 2021, París, 2020.